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Se proponen unos edificios de carácter monumental y representativo, integrados urbanísticamente en la trama histórica de la ciudad a través de la comunicación creada por el espacio libre privado que une la Calle Zarandia con la Calle Alfonso I de Aragón. Este espacio libre se convierte en un patio público para la ciudad, cubierto y ajardinado, que lo humaniza y llena de vida, acentuando el carácter urbano de los edificios. El paso a través de los dos edificios, se muestra en sus fachadas sobrias de piedra a través de un hueco de proporciones urbanas que genera la comunicación entre las dos calles. |
Los edificios se vuelcan hacia el interior dando vida a la plaza cubierta y al patio de parcela por medio de espacios vidriados trasparentes, en contraposición a las fachadas pétreas opacas. Se mantiene la comunicación entre ambos edificios en planta primera y segunda a través de unos cuerpos vítreos, que evidencian en fachada su carácter liviano y remarcan el paso urbano de la parcela. Tipológicamente el proyecto se organiza alrededor del
patio, abriendo las entradas y circulaciones de las plantas superiores
al mismo como si de una arquitectura claustral se tratara. Dicho
patio esta modulado en una retícula de 4.00 x 4.00 m,
dotando de una ordenada estructura interna al proyecto. |