Renunciando a la ya muy transitada tipología
de corona circular con patio interior, optamos por una planta
compacta, térmicamente más eficiente, que sitúa
en su centro los espacios de distribución de público,
en la periferia las zonas de trabajo, y entre ambas los núcleos
de comunicaciones, aseos, nodos, etc.
La excentricidad de las diferentes plantas genera
interesantes terrazas ajardinadas, accesibles desde las zonas
de trabajo restringidas, que humanizan la labor y el ocasional
descanso de los que trabajan en el edificio.
En medio del arbolado del Campus se posa una cúpula
leve y orgánica, metáfora de la medusa, casi líquida,
que envuelve la estructura interior creando un espacio intermedio
de clima controlado por medios naturales sin coste enérgetico
útil como recurso de un sostenible ahorro energético
y como elemento protector del edificio y de la jardinería
que lo circunda.
Llamará la atención del observador la
libertad de organización del mobiliario en las plantas,
desorden consciente, expresivo de las posibilidades del espacio
propuesto y de su capacidad de adaptación a las necesidades
funcionales que hay que prever en constante evolución.
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